Leamos de la vida

Gabriela Arias Uriburu: “La vida y la muerte son la alquimia necesaria para los vínculos”

La embajadora de la paz, escritora y coach espiritual participó del ciclo Experiencia Leamos, donde habló sobre el desafío de soltar aquello que nos daña para encontrarnos con una vida mejor.

Gabriela Arias Uriburu logró el reconocimiento a nivel mundial cuando en 1997 su ex marido secuestró a sus tres hijos y se radicó en Jordania. Tras una intensa batalla en foros internacionales y un fallo histórico en la Justicia del país, se convirtió en embajadora multicultural de la paz y en una de las voces más importantes en la lucha por los derechos del niño. En ese largo proceso de pérdidas, luchas y reencuentros, forjó sus nuevas facetas de coach espiritual, consteladora familiar, profesora de yoga, y escritora de varios libros, entre ellos Vínculos y Al encuentro del corazón.

En una entrevista a cargo de Carolina Balbiani en el marco de la Experiencia Leamos, Arias Uriburu habló sobre el amor, la vida y la muerte. Para la escritora, en Occidente tenemos muy mala relación con la muerte, ya que no somos conscientes sobre cómo algo debe morir en nosotros para que le de forma a lo nuevo. La vida y la muerte son “la alquimia necesaria para los vínculos y nuestro paso en el mundo”, ya que “de la evolución se trata la vida”.Gabriela Arias Uriburu (Foto: Martín Rosenzveig)Gabriela Arias Uriburu (Foto: Martín Rosenzveig)

En el momento del secuestro de sus hijos, Arias Uriburu sintió cómo la rabia y el odio se apoderaba de ella. Pero, al mismo tiempo, se dio cuenta que no era solo la historia de ella y sus niños, sino que muchísimos casos más alrededor del mundo los solían quedar en medio de batallas legales. “No había un derecho que velase por ellos”, dijo. El enfoque era siempre sobre los padres, mientras los que los chicos sufrían el horror. Por eso decidió crear la Fundación Foundchild / Niños Unidos por el mundo, la primera y única ONG en el mundo en abordar la temática de la restitución familiar por y para el niño. “Toda esa rabia y enajenación la volqué en crear”, este cambio de perspectiva la llevó a hacer un puente de superación y crecimiento entre occidente y oriente, y a fortalecerse como madre y activista.

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