Leamos filosofía

Esther Díaz: “Nunca hemos sido tan conscientes de nuestro cuerpo como en esta pandemia”

La reconocida filósofa y ensayista participó del ciclo Leamos Filosofía, donde habló sobre cómo la virtualidad afecta el cuerpo y las relaciones.

Es doctora en filosofía, escritora, y profesora universitaria. Cuenta con más de 25 títulos publicados y protagonizó el film “Mujer Nómade”. Reconocida por su tono contracultural, reivindicación del deseo y liberación sexual, en una entrevista a cargo de Ezequiel Martínez en el marco de Experiencia Leamos, hizo un recorrido sobre la vida virtualizada en cuarentena y los cambios en las relaciones con uno mismo y con los otros.

Para Díaz, la virtualidad de la cuarentena nos convirtió en “frágiles haces de luz”; una falla en la conexión puede terminar con una conversación entera, nuestra comunicación pasó a depender enteramente de los dispositivos. A través de la pantalla, explica, el cuerpo se vio modificado; “perdimos todos los sentidos menos la vista y el oído”. Y el silencio, se volvió violento; “hay elementos que faltan y elementos que se agregan, el silencio, en la virtualidad, pasa a tener que ser llenado”. Lo que nos queda, es el lenguaje, la voz, que aparece desde la educación o una charla-conferencia, hasta en el sexo virtual.

Para la filósofa, nunca hemos sido tan conscientes de nuestro cuerpo como en este momento. “No sabemos si el enemigo lo tenemos dentro”, explica, “hemos extremado muchismo las medidas de higiene tanto de nosotros como en general”. Además, las afinidades intelectuales o corporales se pueden estimular por igual; cree, incluso, que el sexo y ese nivel de exitación que da lo virtual, “supera la presencialidad”.

Esther observa cómo en cuarentena quienes están lejos parecen estar cada vez más enamorados, mientras los que conviven bajo un mismo techo encuentran cada vez más difícil mantener vivo el deseo. Cree que hay maneras de darle la vuelta, “dormir en camas separadas”, por ejemplo, o tratar de generar un poco de distancia. Ya que el deseo es “como un Ave Fénix”, muere, es quemado, y renace de sus cenizas. Para renacer, dice, se necesita de un estímulo, y para la filósofa, si bien el estímulo es mucho más efectivo en lo remoto, hay parejas lo suficientemente creativas para encontrar los medios que mantengan viva la llama.

Para la pensadora, la vuelta a las calles con la pandemia aún presente modificará las relaciones; pero el amor y el afecto serán más grandes que el miedo. Lo que nos espera post-cuarentena es un nuevo mundo, “y eso es lo fantástico”, explica, “lo diferente nos exige la búsqueda de lo positivo”. Lo compara con la limpieza de un placard, te da fiaca, pero un buen día empezás a limpiarlo, “tirás todo y después te maravillas al encontrarte con espacio para cosas nuevas”. Hoy día, nosotros estamos frente a un placard vacío que llenaremos con nuevas experiencias; “algunas serán horrendas”, dice, pero cita a Spinoza en como también encontraremos “aquellas cosas que nos afecten con pasiones alegres”.

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